lunes, julio 24, 2006

Un tercio de equipos necesita reparación

Dice q ahora que dejara el despacho ministerial volverá al hospital para reencontrarse con sus pacientes. Pilar Mazzetti es medica cirujana, neuróloga y ministra desalad desde 2004.
Ella nos recibe en su oficina de la avenida Salaverry. Afuera, una turba protesta, gritaba, pero la ministra estaba tranquila. Esta vez no era con ella. Las pifiadas iban para el Ministerio vecino, el del trabajo.

Cuando asumió esa carrera, el Ejecutivo se comprometió a incrementar los recursos del sector Salud, pero no fue así. ¿Se va decepcionada luego del recorte presupuestal de este año?
No por que eso tiene que ver con la evolución del presupuesto. Si su manos los cinco años del presupuesto del Ministerio de Salud (Minsa) más el que se entrega a las regiones para este sector, se ve un incremento permanente. Pero lo que es real es que real es que no tenemos todo el dinero que necesitamos y el estado tampoco tiene todo el presupuesto que necesita.

Pero el presupuesto no lo es todo, también es importante la actitud.
“Tenemos normas ahora hay que ejecutarlas. Hay un montón de cosas que tenemos que ajustar”

Se han denunciado maltratos de la atención de pacientes, sobre todo en provincia.
Totalmente de acuerdo pero hay que tener en cuenta el incremento de atenciones. Él ultimo año hubo 50 millones de atenciones. Este crecimiento no va de la mano con él numero de trabajadores. Cada vez se atienden mas personas pero con la misma cantidad de trabajadores. Esto ha provocado una saturación. Reconocemos que si se producen maltratos y eso es algo que tenemos que corregir.

¿Cómo, porque ese es un tema de actitud y el empeño del profesional medico?
Hemos avanzado con el diseño de una política de Recursos Humanos, que aprobamos el 2005 y se busca implementar a partir de este año.
Con esto se determinara cuanto personal más necesita y en que especialidades, así como el perfil de los mismos.

La infraestructura hospitalaria es deficiente. ¿Tiene cifras sobre su estado y el de los equipos médicos?
Hemos hecho un diagnostico. La infraestructura de salud publica necesita planes a largo. Mediano y corto plazo que se traducen en plan maestro de infraestructura y equipamiento hospitalario. La mitad de nuestros hospitales tiene entre 25 y 50 años de antigüedad, el 18% entre 50 y 100 años. Dos tercios de la infraestructura se encuentra en la costa, un tercio en la sierra. Recién ahora sabemos por donde tenemos que comenzar a abordar un tema. Hay un tercio del equipamiento y reparación

La Situación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) es precaria. En los que va del año, las infecciones intrahospitalarias contraídas al interior de estas salas han provocado muertes de varios recién nacidos. ¿Cómo piensa encarar el problema?
Debemos aclarar que no hay un exceso de muertes de recién nacidos. Estamos dentro de la mortalidad habitual. Lo que estamos trabajando son proyectos de cómo deberían crecer las unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales, pues con el seguro integral de salud (SIS) se ha registrado un incremento en la demanda. Y eso esta saturando el sistema por encima de lo previsto.

La demanda se ha incrementado en los hospitales pero no en los centros de salud...
Totalmente de acuerdo. En los casos de partos, por ejemplo, de los 125.792 del 2005, en Lima y Callao., El 77% se realizo en hospitales y el resto en centros de salud y postas. Aunque los nacimientos pueden ser atendidos en otros lugares, todo el mundo se quiere atender en los hospitales. Para un parto normal no se tiene que ir a un hospital.

¿Nadie los previo?
No, por ejemplo, se había previsto llegar este año a los 9 millones de afiliados de SIS, pero ya vamos once.

¿En estas condiciones, con una infraestructura poco optima y UCI saturados no hay riesgo de que el sistema colapse?
Tanto como colapsar no, verse en problemas sí. Por ejemplo, nosotros deberíamos tener en las UCI entre 10% y 15% de capacidad libre, pero están siempre llenas. Cuando un medico puede atender a 20 personas, termina recibiendo a 26.

Se han desarrollado normas y protocolos de seguridad; sin embargo, en temas como las infecciones intrahospitalarias hay hospitales que no las cumplen, no entregan los reportes mensuales. ¿Hay una desidia por parte del cuerpo medico para elaborar esa información que es tan básica?
Lo que mas nos falla en el ministerio es el componente calidad y ahí incluimos la supervisión. Actualmente, no tenemos la capacidad de supervisar todo lo que el sistema de salud ah crecido. Eso es parte de las deficiencias que tenemos por falta de presupuesto. Las normas no nos permiten contratar mas cuando esto es necesario para la supervisión. Tenemos una serie de normas, ahora hay que ejecutarlas. Hay un montón de cosas que tenemos que ajustar y nos va a tomar mucho tiempo. El tema de la infraestructura y los equipos, por lo menos, entre diez y quince años.

¿Cuál es la decisión más difícil que ha tenido que tomar durante su gestión? ¿Talvez en los temas de salud sexual y reproductiva?
Ese tema para mi, como medico, como mujer, como ministra, no ha sido difícil. Realmente no es difícil tomar una decisión con respecto ala salud sexual y reproductiva porque las cosas están claras. Lo que pide la población y lo que dice la ciencia están muy claros. Son decisiones técnicas.

Sin embargo, fue un tema muy polémico. La iglesia Católica rechaza su distribución...
En este mundo de Dios siempre van a existir opiniones a favor y en contra. Hay que analizar las cosas y sopesarlas a la luz de las evidencias científicas.

Las negociaciones con el TLC fueron duras pero al final cedió. ¿Su preocupación por el alza de medicamentos continua?
De todas las cosas que rechazamos solo hemos tenido que aceptar una y es la protección de método diagnostico, protección de métodos terapéuticos, procedimientos quirúrgicos. Creemos que con las medidas que el Misa ha iniciado desde el año pasado}, con el reforzamiento e la Digerid (Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas) y el desarrollo del proyecto de un observatorio de medicamentos, vamos a poder hacerles frente a todo lo que pueda significar el incremento de precios. .

¿Cómo garantizaran la calidad de los medicamentos genéricos?
Apuntamos a contar con un laboratorio de control de calidad para garantizar la calidad de los genéricos. Por ahora solo tenemos equipos para garantizar una parte, queremos reforzar ese laboratorio.
Otro de los temas importantes es la vigilancia epidemiológico. Muchas veces las cifras de control y seguimiento de enfermedades e infecciones no están disponibles, o, simplemente, los hospitales no las alcanzan. ¿Así no es complicado hacer un efectivo control epimiologico?
Los sistemas de información no son eficientes y es que muchas veces no somos consientes de la transcendencia de la información. Yo siempre digo que e Minsa es como un caballo de carrera pura sangre, con una carga genética fascinante, con bu8en entrenamiento (el cólera en nuestro país tuvo menor mortalidad en el mundo) pero estamos ciegos por que la información es deficiente. Cuando asumimos esta gestión había tres cifras diferentes de mortalidad materna, con metodos distintos. Y nos tomo un año tener una sola cifra de registro de muertes maternas.

Pero los datos son fundamentales en la toma decisiones, en la elaboración de planes...
De acuerdo. Es la información la que respalda esas decisiones. Necesitamos continuar ajustando la información, y eso puede tardar unos diez años.

Ha dicho que el protocolo de aborto terapéutico ya esta listo. ¿Cuándo comenzaría a implementar?
Eso dependerá de los avances del Instituto Materno Perinatal. Esto tiene su proceso , sus tiempos. Lo lógico y lo correcto es que se reglamenta. En el Minsa no hay ninguna intención de dar gato por liebre y de esconder bajo aborto terapéutico cosas que no estén autorizadas por nuestra constitución. Además es una recomendación internacional.

La dirección General del Ambiente (Digesa) tiene un rol protagónico dentro del Minsa .Sobre ella recae la responsabilidad de proteger la calidad del ambiente, pero su fiscalización es muy débil. ¿Hace falta reforzarla o transferir estas competencias a un organismo autónomo como un Ministerio de Ambiente?
No creo en eso de ir creando ministerios. Los problemas se solucionan haciendo que las instituciones, en este caso la Digesa, puedan cumplir con su trabajo. Lo que hay que buscar es que las entidades cumplan con su trabajo.

¿Si el próximo gobierno la convoca, volvería al ministerio?
Los que estamos en el país tenemos la obligación de seguir ayudando desde cualquier lugar donde estemos. Yo regreso a mi hospital y desde allí voy a contribuir.

viernes, julio 21, 2006

EN UN NIÑO EL DOLOR DUELE MÁS

No es una travesura gramatical sino otro sádico ítem en la estadística de lo absurdo: hay niños que conocen en el fuego antes que el juego.
Lucero, por ejemplo, tenía dos semanas de nacida cuando esa vela maldita cayó encima de su cuna y el dolor se incubó en el 12% de su cuerpo; vivía en Ayacucho y desde allí le trajeron con quemaduras de tercer grado o, en términos clínicos cotidianos, con los tejidos destejidos. Lo mismo que su estado de ánimo. Y de Ayacucho trajeron también a Jefferson , que recién había nacido cuando se incendió el 100% de su casa y el 20% de su cuerpo. Ambos están recuperados (en un decir) y hoy juegan a que son grandes (también es un decir, porque son pequeños) amigos y paisanos y las sonrisas portátiles del pabellón de pacientes quemados del otrora Hospital de Niño.
El paisaje auditivo tiene aquí tres estaciones marcadas: si se escucha llantos ahogados es porque hay niños en la sala de operaciones; si se escucha reggaetón o las melodías Taif de Barney es porque los niños están en la sala de juegos, y si se escucha correteos y risotadas es porque Lucero y Jefferson están persiguiéndose y turnándose los juguetes y mirándose sin saber exactamente qué paso con sus rostros. O con sus vidas. Y las camas; en estas habitaciones múltiples las camas son murales donde cuelgan los identikits de olor o aquellas silueta de los niños con marcas de plumón rojo ahí donde el paciente sufrió las heridas, al lado de indicaciones tan básicas y rústicas como “no abrochar pañal”, “sacar férula izquierda”, “acostar de costado” o “solicitar presencia de materiales”. Podría agregarse una: “disimular la pena”.

LOS PACIENTES: LOS TRAUMAS

No me quemes. Pero solo lo están bañando. No me quemes. Pero solo le están dando su leche tibia. No me quemes. Pero solo ha tenido una pesadilla.
La quemadura- con líquidos calientes, incendios o descargas eléctricas – de un niño es más que un fenómeno físico en el que la materia se transforma y se difumina. Es el niño queda traumado, es la madre apuñalada por los remordimientos, son los padres que se recriminan entre sí, es el niño que jamás le echaría la culpa a la madre aunque la tenga – estos patrones se repiten siempre. Pero hay otros peores: hay padres que dejan a sus hijos, pero solo los dejan. Entonces la enfermedad se propaga en el (des) ánimo de una niño que ve cómo a sus compañeros de habitación sus madres les dan de comer en la boca y a ellos las enfermeras, que son enfermeras y son cariñosas y son amables, pero no son sus madres. La comida no sale igual.

Otro punto de quiebre anímico aparece cuando el paciente se reconoce, se ve a sí mismo – como Borges: Me pregunto que azar de la fortuna / hizo que yo temiera a los espejos – y entonces las recaídas de una adolescente se concentran cuando ve que no tiene uñas que pintarse ni pestañas que rizarse ni cabello para peinarse, y nuevamente los gritos y susurros. Estoy fea, nadie me va querer a sí. Retomar este punto a veces significa empezar desde cero.

LAS VOLUNTARIAS: EL AMOR

Es aquí cuando aparecen esas madrinas sin varita pero con chompa roja y falda blanca y alma blanca, que se reparten entre labores de apoyo a los padres, compañía para los niños, ayuda en la naturaleza kafkiana de los trámites, apoyo a las enfermeras, la entrega de botiquines a precios simbólicos (para consultas externas) y gratuitos (para internos), y la tradicional colecta anual que se realiza en días como hoy. Es que ser voluntaria en este hospital significa ser más que una simple voluntaria.
Significa ser cocinera: nosotras mismas servimos el desayuno, un poco de leche, pan con mantequilla o con mermelada si es que hay mermelada.

Significa ser enfermera: Hay niños que lloran porque su madre ni viene, y nosotras ayudamos a darles de comer, a hacerlos dormir, a entretenerlos.
Significa ser ambulante: vendemos ropa donada a un sol, dos soles, pero algunos se aprovechan y la compran para revenderla a un precio mayor en los mercados.

Significa ser víctimas de la estafa: En las colectas mucha gente sale con alcancías falsas y nos quita apoyo. O del olvido: desde el extranjero toda la colonia peruana apoya al hospital de Neoplásicas, pero del Hospital del Niño nadie se acuerda.

Y significa ser madres: ¿Qué sucede, vida mía? / ¿Qué sucede corazón?, le canta Pilar Núnez del Prado al pequeño Jean, de 1 año 3 meses y con quemaduras en los pies, que no deja de llamar con gritos a su mamá y que deberá esperar hasta la hora de ingreso de los padres, poco antes de este mediodía de pollo al horno con puré, arroz y sopa de fideos con vista a la avenida Brasil.

LOS DOCTORES: EL SACRIFICIO

Aquí va una metáfora clínica del pediatra Benjamín Pimentel: Cuando una persona se quema, la sangre se va quedando sin fluidos; es como un caldo de verdura al que le quitan el caldo: todo se espesa. Olvídese del caldo de verduras y regresemos al niño: la sangre tiende a la coagulación, el shock, la muerte. Entonces hay que actuar rápido.
Un paciente quemado –explica Pimentel, curtido ya en caso de pacientes quemados- recibe primero tratamientos hidratantes, luego los calmantes y recién después la curació de la heridas. Y en la curación de las heridas no termina todo porque estas quedan expuestas a las bacterias del propio cuerpo y por eso las salas de este pabellón – reconoce-no son óptimas por que albergan a muchos niños, aunque no hay más espacio, así que ni modo. Pero lo peligroso es que, -advierte-las muertes en este pabellón ocurren más por infección que por las heridas mismas. En casos extremos –lamenta-, es poe falta de donativos de sangre o porque el tratamiento es demasiado costoso o porque hay poca piel con la cual realizar los injertos.
Cada año ingresan a dicho pabellón unos 300 niños, según los promedios de la doctora Marga Callupe. En estos días hay 21 pacientes de entre 0 y 12 años. El promedio de niños que no sobreviven bordea el 5% por año.

LOS NIÑOS: EL DOLOR

Pero muchos sobreviven y eso es lo que importa, aunque la supervivencia tenga distintos matices.
Y ahí están, algunos amarrados a sus camas o a sus traumas. Esta Bertha (4 años), que pega pedacitos de papel en un papel más grande, como una representación lúdica de lo que hicieron con su cuerpo al injertarle su propia piel. Esta el pequeño Roberto (2 años y 7 meses) en la cama 611 con el 40% del cuerpo que se quemo con agua hirviendo y que ahora requiere anestesia permanente. Y el pequeño Miguel (1 año y 10 meses) como una postal viva de dolor humano, con el 35% de su cuerpo quemado, también con agua, y que ahora no puede abrir los ojos sino solo tantear sonidos porque sus parpados se quemaron y habrá que injertarle piel de la ingle. O la sonriente Nayeli (2 años y 8 meses), que se quemo el pecho con el emoliente derramado que también hirió a su madre.

O Yair (3 años), que un mal día entro a la cocina donde su mama Mercedes preparaba un chocolate caliente que el niño no tomó pero sí sintió e las piernas, y que provoco que le injertaran piel de cerdo como una dermis temporal. Pero ya eso pasó, el niño esta mejor, ya le darán de alta, incluso su madre ya puede sonreír para una foto.

jueves, julio 20, 2006

MALA INFRAESTRUCTURA Y PERSONAL MEDICO NO CAPACITADO INCREMENTAN INFECCIONES

  • El 65% de los equipos médicos de las emergencias debe ser reemplazado.
  • Minsa debe mejorar fiscalización del cumplimiento de las medidas preventivas.

"En el área de maternidad solo somos dos técnicas, hay veces en que hasta siete mujeres entran en labor. El médico ordena alistar el equipo para dos de ellas, o desinfección para otra. Tienes que dejar eso y correr. Has manipulado primero a la que tiene infección y corres para atender a la que dió a luz o la que se va a hacer cesárea. Ahí te olvidas de lavarte las manos. Habría que lavarse luego de cada contacto, pero no somos pulpos, pues".
Así, en cuestión de segundos, pacientes vulnerables pasan a ser victimas de las infecciones intrahospitalarias, aquellas contraídas al interior de los nosocomios y que obligan a guardar más días de cama y recibir antibióticos adicionales para curar males que no deberían presentarse.
El testimonio transcrito líneas arriba es una de las respuestas que brindó el personal de salud de los hospitales San Bartolomé, Hipólito Unanue, Sergio Bernales, Daniel Alcides Carrión y otros tres de provincia, que fueron evaluados por el Ministerio de Salud (Minsa) el 2001 para conocer qué conocimientos y prácticas sanitarias tenían los médicos, enfermeras y técnicos.

Malas prácticas

De acuerdo a evaluaciónes internacionales, y al proyecto Vigía -elaborado por el Minsa para reducir la tasa de infecciones- las prácticas de personal, el equipamiento y la infraestructura de las instalaciones son vitales para la reducción de estos males hasta en un 20%.

Es por ello que dicho sector realizó campañas de capacitación, e incluso el 2004 lanzó un set de materiales educativos para la prevención de infecciones. ¿La situación mejoró? Los reportes del sector Salud indican que sí, pues la prevalencia de males se redujo de 25% a 14%, como informamos días atrás.

Sin embargo, estudios particulares demuestran que el descuido sigue presente. Una investigación realizada el 2004 por la doctora Gladys Carrión, coordinadora del Centro Modelo de Tratamiento de Residuos dela Universidad Agraria, el 64% del personal del hospital Sergio Bernales de Collique no recibió información reciente acerca de cómo proceder en caso de verse expuestos a fluidos corporales del paciente, mientras que otro 44% no usa máscaras para protegerse.

"No han colocado carteles informativos sobre bioseguridad como indica la norma del Minsa. Aquí y en otros hospitales el servicio de agua potable no está disponible las 24 horas y no hay rigurosidad en el uso de desinfectantes y guantes", sostuvo.

El riesgo se extiende incluso al propio personal médico o técnico. "En centros de salud de Cañete el personal de lavandería tiene tuberculosis, mientras que en una visita al cono norte encontramos que en un misma bolsa de basura había frascos de muestras y restos de comida. Es decir, han almorzado en el laboratorio. No puede ser".

Ante esta situación, el ex ministro de Salud, Uriel García, considera que le Minsa necesita invertir más en capacitción al personal, además de mejorar la fiscalización de la labor que realizan los Comités de Vigilancia y Prevención de Infecciones Intrahospitalarias que operan en cada nosocomio, para asegurar que se cumpla con la detección y previsiones exigidas por ley. "Hay mucho desconocimiento en el personal de salud y cada año ingresan más. Se requiere capacitación y fiscalización continua, pero eso genera un costo. El Ejecutivo debe entender que asignar una mayor partida para el sector es una inversión en la salud de las personas".

Sin agua y jabón

"En la unidad de cuidados intensivos no hay un solo lavatorio. Tenemos que recorrer doce metros para lavarnos las manos. Imposible". Esta respuesta, proveniente del hospital El Carmen (Huancayo), muestra otro de los problemas que se tiene en la lucha por disminuir la tasa de infecciones: la falta de equipos, infraestructura adecuada y hasta materiales como jabón.

Según reporte de la dirección ejecutiva de Servicios de Salud, al 2005, entre el 50% y 65% de los equipos médicos empleados en las salas de emergencia tiene un estado de operatividad inferior, mientras que un 7% es deficiente y requiere un cambio ya. El Programa Nacional de Infraestructura Equipamiento y Mantenimiento (Proniem), estima que ello demandaría 2 millones de dólares.

El pasado mes de abril, el Minsa culminó la construcción de un ambiente con 12 camas adicionales para el servicio de Neonatología del hospital Cayetano Heredia, el mismo que está en proceso de equipamiento desde el año pasado.

En esa fecha, la ministra Pilar Mazzetti informó que labores similares se realiza en forma progresiva en otros hospitales. "No existe el presupuesto suficiente para equipar inmediatamente los 5.888 establecimientos con que contamos", dijo. Mayor presupuesto, pero también un compromiso real del personal de salud ayudarían a revertir el riesgo de infecciones.

Hacinamiento agrava el problema

La mayoría de personas recurre a los hospitales cuando el mal que padecen ya se tornó crónico. Ello satura los nosocomios de mayor capacidad de atención y genera hospitalizaciones más prolongadas: mientras que los establecimientos de primer nivel, es decir, los puestos de salud de carácter preventivo y los hospitales que brindan servicios básicos son desaprovechados.

Personal médico de los hospitales Arzobispo Loayza, Sergio Bernales y Dos de Mayo nos confirmó que estos problemas se evidencias cuando las camas no guardan la distancia debida entre unas y otras, no hay adecuada circulación del aire, y se carece de espacio para dividir a los infectados de los sanos. "No se tiene espacios apropiados para el lavado de materiales", indicaron.

Asimismo, señalaron que hay problemas con el personal de limpieza, el cual utiliza los mismos trapos para diferentes servicios, llevando así gérmenes de un lado a otro.

Sepa más

  • En todo el país el Minsa administra unos 133 hospitales principales, y se requiere unos 687 mil dólares para dotar de los equipos necesarios a sus áreas de emergencia.
  • Se requiere también un millón de dólares adicionales para renovar su infraestructura, pues algunos cuentan con salas muy reducidas y otras son demasiado antiguas.
  • El 2002, en el hospital Almanzor Aguinada de Chiclayo, una evaluación al personal determinó que este sí contaba con una buena información teórica sobre el lavado de manos y el uso de guantes, pero en la práctica el personal obtuvo un bajo puntaje.
  • Hospitales de Ancash, Amazonas y Apurímac carecen de dispositivos idóneos para realizar el respectivo registro y seguimiento de los males adquiridos en el interior del nosocomio. Estos no se detectan a tiempo.