La Pobreza y La Salud
Uriel García Cáceres
Ex ministro de Salud
“No importa cuán exitosos puedan ser los programas científicos para combatir las enfermedades, la justicia social será la más efectiva curación para los males que se originan en la inequidad". Este fue el colofón con el que concluimos un trabajo, hace unos dos años, sobre los problemas de salud en las comunidades donde predomina la pobreza. Porque resulta incomprensible observar que se predique la idea de que con la utilización de los medios que la tecnología moderna de prevención ofrecen se curarán las enfermedades que atacan a los pobres.
La tuberculosis, aquella que ataca alos pobres por vivir en condiciones infrahumanas, en viviendas que al analizarlas son una denuncia permanente al incumplimiento de los derechos de todo ser humano, no se cura con antibióticos. Se cura con justicia social; es decir, con un salario digno que llene las necesidades de todo ser humano. Uno que proporcione buena vivienda, sin hacinamiento y con agua y desagüe, buena educación, riesgos cubiertos y una jubilación exitosa. En países como Canadá o Suecia no se conoce programas DOT de suministro de antibióticos a toda persona que tenga el bacilo productor de la tuberculosis en el esputo. Aquí existe ese programa, que ha sido elogiado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque no quiere poner el dedo en la llaga. Antes de suministrar medicamentos, con imaginativas campañas, hay que transformar la distribución de la riqueza.
René Dubos (1901-1982), francés patólogo experimental y luchador social ha dicho: ''la tuberculosis es una enfermedad con problemas que trascienden más allá de los métodos médicos tradicionales…el impacto de las demandas sociales y económicas de sus víctimas de ser considerados tanto o más que los mecanismos de daños causados por el bacilo de la tuberculosis". Estas palabras parecen no tener eco.
A finales del gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas se terminó de construir un magnifico hospital en Chimbote. Fue equipado con los más modernos implementos de atención curativa. Hace 30 años Chimbote, aún lo es en gran medida, era una gigantesca barriada, sin agua y menos desagüe. Allí, en febrero de 1991, como castigo del cielo, se inició la mayor epidemia de cólera que registra la historia de salud pública mundial. Si, como en la década de 1850, en Londres, se hubiera invertido algo menos que el costo actual de un moderno nosocomio, Chimbote y alo mejor el Perú entero se hubiese salvado del cólera. La tifoidea Y todas las enfermedades diarreicas desaparecen cuando se dota de agua potable y de un sistema de alcantarillado que garantice que las deyecciones jamás contaminen los alimentos.
La enfermedad de Chagas es causada por las deyecciones que emite el insecto transmisor al momento de chupar la sangre de su víctima. Se trata de un horripilante bicho, conocido como chirimacha, que es del tamaño de una cucaracha de desagüe. Vive en los resquicios de los adobes de las casas de los pobres que conviven con cuyes y aves. El diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad es complejo. Hay imaginativos métodos de atención primaria, para prevenir la enfermedad, como rociar insecticidas en las paredes, no criar cuyes, gallinas ni perros. Con una casa decente, producto del salario digno de una familia, desaparecen las chirimachas como por encanto y se van al olvido las políticas de prevención antes que curación. Arequipa es un ejemplo. En los barrios residenciales no se conoce ni se oye hablar de Chagas ni nunca han visto una chirimacha. En las barriadas sí abundan.
Podríamos llenar muchas páginas con ejemplos, dolorosos. El cáncer del cuello uterino de las mujeres pobres de Pucallpa o Espinar, producto de la promiscuidad, omnímodo subproducto de la extrema pobreza. La medicina socialmente orientada debe participar en el mejoramiento de vivienda, la nutrición, la educación o las oportunidades de empleo; combatir la discriminación y el racismo; luchar por eliminar la pobreza y las inequidades en la atención médica y, en general de la sociedad en su conjunto.
En muchas instancias de la acción de las llamadas políticas de salud el 'cientificismo' impide poniendo trabas. No consideran que exista una patología de la pobreza. Minimizan el papel de la injusticia social como causa directa de las enfermedades en los pobres. Exageran la responsabilidad de los enfermos sin considerar que los que incumplen son los que menos pueden cumplir.
La medicina social es una especialidad inexistente en este país. Desapareció con Maxim Kuczynski Godard, Carlos Enrique paz Soldán y Manuel Núñez Butrón. Es hora de restablecerla, como también es hora de implantar una política económica más justa que la que hoy existe y mucho más justa que la que se ofrece. 'El chorreo' es un engaño y una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento.
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